Por Marta Helena
Henao, periodista y educadora en yoga
Yoga y Deporte se
benefician uno al otro, se complementan. Ambos son herramientas para que las
personas adquieran una mejor calidad de vida. Cualquier persona que practique
yoga, debe también ejercitarse físicamente. Cualquier deportista, no importa su
nivel (profesional, recreativo, de mantenimiento), mejora su desempeño con las técnicas de yoga.
La diferencia más evidente
es que mientras en el deporte hay
movimiento, en yoga no hay movimiento.
Mientras con el Deporte se activa el sistema
nervioso Simpático, yoga estimula
principalmente el sistema nervioso Parasimpático. Mientras en el deporte busco
superar al contrincante o mis propios records,
en yoga busco desactivar mi mente.
Cuando hago entrenamiento
cardiovascular o un deporte, puedo
escuchar noticias, conversar, ver televisión o debo hacer seguimiento a los jugadores del otro
equipo, del contrincante, de la pelota, de la red, de la canasta, de la portería.
Cuando estoy practicando yoga, sòlo debo
estar observando mi cuerpo, mi
respiración, mi mente, mis sentimientos, mis emociones.
YOGA facilita que una persona demasiado activa,
por ejemplo un adulto adicto al trabajo
o un niño hiperactivo , disminuyan el ritmo vertiginoso de actividad y puedan
relajarse, descansar o cambiar de ocupación. O que un deportista que necesita
dar todo en un partido, luego en aparente inactividad o yoga nidra, recupere su energía y actitud ganadora.
Para
los Deportistas yoga les ayuda a
fortalecer sus metas, creer en ellos mismos, adaptarse a las condiciones
externas (clima, alimentación, etc), vencer sus limitaciones (miedo, lesiones,
dolor, rabia), recuperarse del desgaste y la tensión de los entrenamientos y de
la confrontación de los partidos y
campeonatos.
Para
los Adultos en general yoga complementa
los efectos positivos del DEPORTE ya sea caminata, natación, bicicleta, baile
aeróbico, pues la respiración yogui previene enfermedades, mejora el estado de
ánimo, quema grasa, controla los niveles de estrés y ansiedad, disminuye los
niveles de agresividad y calma la mente.
Los
jóvenes son naturalmente elásticos. La situación cambia después de los 30 años: El cuerpo retiene más grasa y tiende a ponerse más duro,
por causa de las tensiones y el estrés
de la vida cotidiana de los adultos. En esa etapa de la vida resulta necesario aprender a relajarnos, a serenarnos,
a liberarnos de las tensiones del esfuerzo cotidiano.
La vida moderna nos exige que estemos todo el tiempo sometidos a múltiples competencias, tensiones y estrés en
los campos laborales, financieros, familiares, de salud. Hasta para divertirnos
y salir de vacaciones, nos tensionamos. Yoga es todo lo contrario a este camino
de competencia y tensión.
Yoga es la posibilidad de tener un árbol donde encontramos
frescura, los sentidos se embelesan con el follaje y el verde, oxigeno, sombra.
Allí podemos recargar energías, “un refugio·, un oasis” en donde recargamos
energía, relajamos nuestro cuerpo y nuestra mente y descubrimos ese espacio
interior de calma y equilibrio para luego volver a enfrentar la lucha
diaria. Podemos comparar el yoga con la “batería” de un celular. Este
require de esa recarga para recibir llamadas, hacer llamadas y funcionar con
eficiencia.
Por todas estas razones resulta imposible una competencia de
relajación. Sería algo tan absurdo como
un campeonato de psicoanálisis, psicoterapia o fisioterapia.
Ni siquiera se puede hacer una competencia de streching
o estiramiento ya que la flexibilidad del cuerpo es algo que brinda la
naturaleza, principalmente durante los 30 primeros años de vida.
Después, aunque usted sea un(a) gran deportista, se comienza a
disminuir. Por eso, entre más edad, “el calentamiento” previo a un deporte, y “el
estiramiento” del final, deben ser más
completos y cuidadosos, mientras más edad tengamos. Por ejemplo, el
calentamiento que hace un niño de 8 años antes de un partido de tennis, puedo
ser muchos más corto que el de una persona de 50 años y sin riesgos de
lesiones.
Por todas estas razones y realidades no dude
en introducir yoga en su vida cotidiana. Es tan necesaria como dormir, comer ò
respirar. (fin)